Van llegando, AAVV

$19.800

A los jurados de la Bienal de Arte Joven se nos pidió que respondiéramos, como parte de un primer acercamiento a la tarea, si consideramos que el arte joven tiene marcas distintivas. No se me ocurrió nada concreto que decir ante una pregunta así. Me quedé pensando. En la juventud, más que en el arte. Pero en este caso: ¿cuál juventud? La Bienal recibe artistas de entre 18 y 32. ¿La juventud de los 18, ahí donde todo empieza o donde todo termina? ¿La de los 25, la de los 32? Finalmente dije que no sabía si había marcas así, aplicables a todo arte producido por jóvenes, pero que las que a mí me seducían formaban pares contradictorios: convicción y tanteo, ímpetu y languidez, capricho y duda.

Si el prejuicio nos llevara a relacionar la escritura joven con una lengua coloquial y una temática predominantemente amorosa, bastarían dos o tres páginas de esta antología para desengañarnos. Acá encontraremos, en todo caso, más infancia revisitada y mundo analizado que penas o declaraciones de amor, y más conciencia lingüística y ensayo de recursos que apego a una jerga. Es decir: encontraremos, con frecuencia, un intento de definición: ¿qué es todo esto? ¿con qué palabras, con qué sintaxis, con qué música explicarlo?

Laura Wittner

Compartir: