Un espíritu modesto, Santiago Loza

Un espíritu modesto simula un plano secuencia en un tiempo breve pero movilizador de la relación entre dos mujeres. Laura, de mediana edad, y Vilma, su madre, una mujer con achaques y mañas pero con cierto disfrute por el presente. Ambas han vivido en una casona de pueblo y deben mudarse a la ciudad donde la casa se convierte en dos departamentos. Se las ve moverse por los nuevos hogares, redescubrirse en la soledad y en una libertad que no sabían que deseaban.
Laura se aferra a uno de los privilegios de la ciudad, el anonimato, y deambula entregada a su sentir; atenta a cada espacio de goce, encuentra en la Iglesia un inesperado erotismo. Vilma se regocija en un tiempo propio, sin prisas, sin miradas acusatorias, sin horarios de almuerzos ni cenas, con pocas salidas y algunas visitas del encargado del edificio.
La novela de Santiago Loza no busca contarlo todo, se filtra por las rendijas de las puertas, se asoma a la intimidad de los personajes sin apuro. Narra vidas modestas, pintando luces y sombras profundas y conmovedoras.

Compartir: