teléfono ocupado, silvina bullrich

Teléfono ocupado es una joyita oculta en el trayecto de una larga obra. Porque el de Silvina Bullrich es un itinerario cargado de recodos, desvíos e incluso olvidos. Pero también de felicidad. Como la que depara leer esta novela, escrita con un estilo tan perfecto que parece fácil. Pero no. No lo es. Al contrario, en su aparente transparencia se esconde un complejo mecanismo de relojería., una puesta en abismo de narración. Publicada originalmente en 1956, pocas veces reeditada, Teléfono ocupado puede leerse como la antecesora de un mundo que no es ajeno al de Puig, de un estilo que roza aquello que luego se llamaría pop, y que desembocaría bajo otros nombres, en la mejor literatura argentina actual.
Desbordante de ironía, narra los enredos sentimentales de una mujer chantajeada -por teléfono, por supuesto-, frente a un esposo poderoso, en un mundo de deshabillé, escaleras blancas, viajes a Nueva York y un pasado secreto que no deja de reaparecer.

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