Samsara, Facundo Gerez

En Samsara, primera novela de Facundo Gerez, una historia mínima descompone la cotidianeidad en breves estallidos que alcanzan con sus esquirlas las fibras más íntimas del lector.

Una pareja emprende un viaje de fin de semana a Carhué, provincia de Buenos Aires, para visitar a la familia de ella. En la casa los esperan los tíos y la abuela, a quienes él hasta entonces no conocía. Las escenas familiares de rigor −almuerzos, juegos de cartas, programas de TV− se alternan con las excursiones por el pueblo, cuya mayor atracción son las termas y las ruinas de la inundación de 1985.

Pero lo que en la superficie parece ser una simple escapada de fin de semana o un viaje de visita familiar, se revela, bajo la mirada del narrador, como un viaje de introspección, al interior de una relación que parece haber perdido todo sentido, atrapada en lo habitual, lo ordinario. En ese devenir, la mirada del narrador va del extrañamiento a la cercanía, de la observación neutra a la cámara subjetiva, con el ritmo pausado que impone una suerte de apatía hiperatenta que simula dominarlo.

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