Pequeñas intenciones, Jorge Consiglio

$19.500

Cuando Albert Camus publicó La caída en 1956 tal vez no sabía cuánto iba a definir de un procedimiento muy particular para el Río de la Plata: la narración en segunda persona. Con mano maestra, la retórica de la confidencia y aún más, de la eventual confesión, luce como nunca en esta novela breve, a la vez angustiante y entretenida.
Entre los libros de Jorge Consiglio, es probable que Pequeñas intenciones sea la contracara y contrapeso de Hospital Posadas. De aquel lado, el fresco, la gran novela, la novela coral y total; de este, el retrato, la penumbra, el pozo -y la reverencia a Onetti-.
¿Y el argumento? Simple: en algún lado (Haedo, Ámsterdam, Luvina, Nacanto) un hombre le cuenta a otro, eso que sucede "desde que pasó lo que me pasó". El que escucha, en verdad, es el diablo mismo, que viene a buscar por lo que pagó: un buen relato. Sin proponérselo, Pequeñas intenciones renueva la comedia veraz del infierno.
Se dice que Ricardo Piglia, en una sobremesa entre varios escritores, dijo hace algunos años, "Hay que escribir con rabia, así hay que escribir, como escribe este". Tenía la mano apoyada sobre el hombro de Jorge Consiglio.

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