oh nuestra maestra de canto, pablo dacal

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Uno nunca está seguro de que las cosas vayan a salir como las imagina. Por eso, la justeza de lo que uno haga es siempre fruto de una frecuentación y de una experiencia: si vos todos los días estudiás un rato no vas a tener ningún miedo de nada. Pero hay que estudiar un rato todos los días, para estar seguro y para abandonar esa cosa de buena voluntad, hasta lograr que la cosa salga por frecuentación y por fe. Hay que atreverse a fallar, total tenés toda la vida por delante.

Lucía Maranca

Este libro fue escrito con las palabras de Lucía Maranca en el recuerdo de sus alumnos, de sus clases y de unas pocas entrevistas grabadas. También participaron algunos de sus familiares, de sus colegas y sus afectos. Mi voz quedó fuera del relato porque todo lo que podría decir está expresado en la de mis compañeros. Hay cosas que se repiten, otras que se contradicen y algunas que se complementan: anécdotas y remembranzas que hablan de un quiebre o una revelación en la vida de muchas personas.
Las clases, en algún punto, eran siempre una y la misma clase. Pero esa insistencia en la utilización de determinados recursos no respondía a una fórmula preestablecida sino a que, en su método de enseñanza, ya no existía lugar para lo desfasado: cualquier variación emanaba de las entrañas mismas de su experiencia. Una misma noción del mundo, siempre en construcción y en vistas hacia el próximo paso. El pensamiento está tan vivo, en estos casos, que no se detiene en la máxima o el consejo si no que se despliega en su devenir. Como un camino, que la melodía transita, se escribe siempre hacia adelante y cada vez por vez primera.

Pablo Dacal

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