no me gusta que me toquen en las fiestas, elias leiro

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Lo bastante que nos vence y en lo poco que vencemos: escrito en dos órdenes, este libro alumbra con un láser desprendimientos dentro de lo desprendido, el momento posterior a la tensión o en que se espera lo que ¿llegará? Elías capta la música que tienen los tropiezos, los fracasos y las caídas, observa que para acercarse no hay reglas lógicas. Hay algo de existencial también: ¿cuál es la relación entre lo que estoy viviendo y lo que sé de mí? Más que nada, pareciera que los poemas se preguntan: ¿es este el lugar para esta manija de sentir?

Joaquín Allaria Mena

A pie, en bondi o en tren, el callejeo ofrece estímulos para una percepción por momentos alterada: roces, contactos, suelos que parecen hundirse, luces de frente que producen mareos, accidentes, peleas, golpes, confusiones, se alternan con destellos de estabilidad y luminosidad, pequeños hallazgos estéticos, momentos efímeros de convivencia con desconocidos, encuentros y desencuentros con amigos, coqueteos, notas de belleza, atención a los propios movimientos. Mensajes van y vienen en celulares que se quedan sin batería, paradas estratégicas en kioscos para abastecerse en lo impredecible de la noche o el día. Ánimo en suspensión, estado permanente de promesa.


La policía de la esquina usa chalina
contra el frío
el chaleco antibalas no le alcanza
por atrás de la gorra
se le escapa una cola de caballo rubia.
Quiero que se muera
no
que cambie de laburo.
Algunas cosas son hermosas
solo en relación
quiero que cambie de laburo.
Me seguís gustando
no quiero que se muera
todas las policías son rubias?
vos sos morocha y no sos policía
no quiero que se muera
que cambie de laburo

 


Un beso con los ojos abiertos
para ver si viene el bondi

 


Pasamos por una construcción y alguien golpeaba un fierro con algo. No nos conocemos pero todos cerramos los ojos al mismo tiempo.

 


Me saco la remera
para pelear con un desconocido
en la calle
la versión fea
de los chicos que te gustan

 


Esos dos pibes arriba de una moto
y yo, acá, desabrigado
lo único que queremos saber:
nos vamos a dar unos besos o no?

 


Una hoja amarilla me pasa a milímetros de la cara
empujada por el viento, no la esquivo
pero no me llega a tocar

 


Bajo las escaleras con las manos en los bolsillos
este no es el lugar

 


Entro al kiosco a comprar sedas
el empleado está dormido
me voy despacio
para que no se despierte

 


Caminando x la feria de mi barrio con el corte de pelo que peor me queda pero más me gusta

 


Pisando suave x si el suelo se hunde.

 


Mi mamá quiere
que vengas a cenar a casa
antes de que te vayas
Le vas a decir que
no?

 


Si salís campeón
no te olvides de nosotros


Elías Leiro nació en Buenos Aires en 1995. Estudió Artes en la UBA, escribe e investiga sobre arte contemporáneo. Como artista realizó dos muestras individuales: “Por accidente piso cemento fresco” en Espacio Ftalo y “Posible y precario” en Media Galería, y formó parte de diferentes muestras colectivas. En 2017 participó de la Primera Residencia del Festival Internacional de Poesía de Rosario. Este es su primer libro.

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