madres e hijas, laura freixas (ed)

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Madres e hijas: una realidad universal, una relación crucial, y sin embargo, un tema llamativamente ausente de la historia de la literatura.

Para que adquiriese carta de ciudadanía, ha habido que esperar a que las mujeres escribieran y a que fueran configurando una tradición propia. Es significativo que una de las más tempranas obras debidas a una mujer sean las cartas de Madame de Sévigné (1626-1696) dirigidas a su hija. Pero es solo en el siglo XX -a medida que las mujeres escritoras van dejando de ser una rareza- cuando el dúo madre-hija comienza a tener una presencia literaria notable. Las primeras obras en darle protagonismo, como Sido de Colette o Una muerte muy dulce de Simone de Beauvoir, fundan un género -la evocación de la madre muerta- que luego se multiplicará, ramificándose, en obras como las de Annie Ernaux, W.A. Mitgutsch, Carla Cerari, Amy Tan, Isabel Allende o Susanna Tamaro hasta convertirse en un lugar común de la narrativa contemporánea, e inspirar a escritores varones que empiezan a su vez a escribir sobre sus padres.

Aunque la literatura castellana parece peculiarmente reacia al análisis de sentimientos y, en general, a la esfera íntima («Nuestra intimidad es esteparia», se lamentaba Gil de Biedma), la relación entre madres e hijas es un tema presente en la obra de muchas escritoras contemporáneas, como lo atestiguan los relatos -anteriormente publicados- de Rosa Chacel, Carmen Laforet, Carmen Martín Gaite y Ana María Matute que hemos seleccionado. A ellos se añaden otros de autoras más jóvenes, escritos expresamente para este libro y, por lo tanto, inéditos. La figura de la madre, de la hija, o la maternidad en sí, suscitan en cada uno de estos textos visiones muy dispares: declaración de amor, lucha a muerte, fantasía entre angelical y terrorífica, crítica radical a los valores de la sociedad en que vivimos, diferenciación entre madres y mamás, o análisis de sentimientos ambiguos en torno a una madre percibida como nudo gordiano en el que se entrelazan infancia y madurez, agobio y orfandad, rivalidad y adoración... y cuya muerte parte en dos la vida de la hija.

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