Llegar finalmente a casa, Cecilia Moscovich

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Al limonero le habían cortado una rama para levantar la pared del dúplex. Mutilar un árbol así es cruel, pero a mí me gustó pensar que un arquitecto o un albañil habían dicho: “No lo saquemos, si le cortamos la rama podemos salvarlo”. Agradecí ese gesto y me aferré al arbolito. Una vez una tormenta casi lo voltea; yo lo aseguré con sogas y unos ganchos contra la pared para que no muriera. También le quité los hongos de las hojas y los claveles del aire que lo debilitaban.

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