leer en el retrete, henry miller

La literatura norteamericana cuenta con una buena nómina de autores malditos y Henry Miller ocupa los puestos de cabeza. José Antonio Gurpegui (El Cultural).

A pesar de ser el gran vagabundo de la literatura, no necesitará buscar lectores entre nuestros nietos, los tiene asegurados. Lawrence Durrell.

Con su clásico afán provocativo, Henry Miller repasa ese hábito extraño, compulsivo y ya ni siquiera inconfesable, que todo lector febril ha practicado: leer en el retrete. En nuestra reverente adoración de la lectura, la llevamos con nosotros a lugares que no parecen muy aptos, precisamente, para la reverencia. Ésa es la contradicción que atrae la mirada de francotirador de Miller. En un texto vitriólico, divertido y punzante, aprovecha para arremeter contra toda noción de la lectura que ya sea por su exceso de solemnidad o, al contrario, por la búsqueda de mero entretenimiento renuncie a la sagrada experiencia de la intensidad total. Y en páginas de una enorme belleza nos anima a perseverar en la busca del texto que todos anhelamos leer: aquel que un día escribimos en sueños y de inmediato olvidamos. Enrique de Hériz.

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