ladrilleros, selva almada

 

"Selva Almada es una excelente narradora que mantiene el pulso de la narración, sembrando pistas fragmentadas e impulsándola de modo eficaz con la alternancia de secuencias, recuerdos y significados. El lector reconstruye y comprende poco a poco la situación que se describe al inicio y se sumerge en este mundo donde falta la compasión y rigen viejas cuentas pendientes." Ernesto Calabuig, El Cultural Linaje de pobres y abandonados, los varones asumen como propios los odios paternos. Marciano Miranda y Pajarito Tamai actúan la coreografía y repiten las palabras que los hombres dicen. El coito, la pelea, el resentimiento. Sin embargo, aun en esas tramas culturales aparentemente rígidas, el amor y el deseo toman sus propias formas. En Ladrilleros, Selva Almada crea con extrema delicadeza personajes complejos: inteligentes, fieros, desencantados, vitales, hasta tiernos. El mundo masculino despliega en esta novela portentosa sus secretos y pone en cuestión sus arcaicas rutinas. La autora evita la indulgencia, tampoco los condena. Escucha sus diálogos, despliega el paisaje del litoral que habitan y respira el aire caliente de la atmósfera. Reconstruye sus historias al tiempo que les da la libertad para desobedecerlas. Del parto a la muerte, parece sugerir, no hay un solo camino. La crítica ha dicho... «Almada reconstruye la experiencia del pueblo de provincias con extrema precisión, descubre sus reglas y recrea su lenguaje buscando no sólo la sonoridad de sus palabras sino también la complejidad de sus sentidos.» Martín Lojo, La Nación «La originalidad de Selva Almada está en su clasicismo, en una prosa sin disrupciones ni experimentos, en contar una historia sin ironías, sin pretender de eso hacer otra cosa. Y en situar a sus novelas fuera del ámbito urbano (y porteño), en pueblos determinados por sus propios códigos, haciéndose eco tal vez del "regionalismo no regionalista" saeriano, por el cual al referirse de una región se busca trascender hacia una dimensión universal

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