La violencia está en nosotros, James Dickey

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Cuatro amigos inician un descenso en canoa por los rápidos del río Cahulawassee, en una región muy agreste de Georgia; el viaje, con todas las dosis de peligro e incomodidad bien calculadas, representa el abandono usual de la rutina: acampar un fin de semana, beber algo de cerveza y practicar tiro con arco, en la experiencia de mayor cercanía posible con la naturaleza. Pero, tras un primer día de aventura, de pronto algo no sale como habían planeado y se ven enfrentados a una tragedia cuyas huellas serán difíciles de dejar atrás. 
James Dickey expone sin énfasis –narra– los hechos para que el lector descubra la ficción, sin ninguna voluntad por aleccionar; el paisaje asiste como una violencia más, un artificio fehaciente de la naturaleza. Dickey es poeta, algo que explica tanta economía y prescindencia. 
La violencia está en nosotros es un thriller vertiginoso y estremecedor sobre cómo la lucha por sobrevivir puede modificar a las personas. Elegida por la revista Esquire y la editorial Modern Library como una de las mejores novelas de la historia de la literatura, esta obra maestra de James Dickey fue llevada al cine en 1972 por John Boorman, película que maravilló a Adolfo Bioy Casares. 

James Dickey nació en 1923 en Buckhead, un suburbio de Atlanta, Georgia, Estados Unidos. Es considerado uno de los grandes poetas norteamericanos del siglo XX. Crítico y novelista, luchó como piloto en la Segunda Guerra Mundial. A lo largo de su vida, enseñó en las universidades de Florida, Wisconsin y Carolina del Sur y también trabajó como creativo publicitario. En 1966, recibió el prestigioso National Book Award de poesía por su obra Buckdancer’s Choice. 
En 1970, alcanzó un éxito total en los Estados Unidos con La violencia está en nosotros, su primera novela, de la que luego escribiría el guion para el director de cine John Boorman. El mismo Dickey actuó en la película, desempeñando un pequeño papel como sheriff. 
Un curso juvenil sobre lírica inglesa del siglo XVII y otro sobre carpintería le procuraron, según Dickey, los instrumentos y herramientas para aprender a narrar. Autor de una prolífica obra poética, publicó otras dos novelas: Alnilam, en 1987, y To the White Sea, en 1993. 
James Dickey murió en enero de 1997, en Carolina del Sur.

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