la sudestada, juan sáenz valiente

Jorge es un detective privado porteño que nunca ha usado una peluca o un bigote falso, ni mucho menos ha buscado las pistas de alguna huella digital. Sus investigaciones siempre se basan en una premisa: Hay mucha gente con ganas de hablar. Ya sea un vecino charlatán, un empleado chusma, e incluso las víctimas mismas investigadas, siempre alguien termina, parloteo mediante, dándole la información necesaria al disimulado y carismático Jorge.

Si bien Jorge se desenvuelve en su trabajo con impecable soltura y éxito, fuera de su rol de detective su carisma se esfuma, y deviene un ser despreciable, machista y egoísta, al que no se le mueve un pelo por nada en el mundo y acarrea una gran angustia oculta.

Pero todo cambia cuando debe investigar a Elvira Puente, una coreógrafa de ballet contemporáneo de cierto renombre, quien viaja a diario, misteriosamente y en soledad a una casa en una isla del Delta.

Dice Pedro Mairal en su prólogo al libro: “Si El hiptnotizador sucedía en un mundo literario, mágico y misterioso, envuelto en una penumbra antigua, La sudestada sucede en la resolana de una Buenos Aires hiperrealista, berreta, fechada en plena luz del 2015, una ciudad donde se acumularon las décadas y donde conviven la melancolía del viejo club de barrio con la posmodernidad descascarada. Porque sabe mirar, Sáenz Valiente vuelve visibles las cosas invisibles”.

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