la cucaracha, ian mcewan

$22.500

El arranque de la novela no dejará indiferente a ningún lector, porque es una reelaboración del famosísimo inicio de La metamorfosis de Kafka. Solo que aquí se invierten los términos y nos encontramos con una cucaracha que un buen día, al despertarse, descubre que se ha convertido en un enorme ser humano, concretamente en el primer ministro del Reino Unido, de nombre Jim Sams. Y resulta no ser la única cucaracha transformada en político que se mueve por las altas esferas.

El primer ministro invoca al pueblo para situarse por encima de todo y de todos: la oposición, los disidentes de su propio partido e incluso el Parlamento y las normas más elementales de la democracia. Su plan estrella consiste en poner en práctica una absurda teoría económica llamada «reversionismo», cuya brillante idea es cambiar la dirección del flujo de dinero, de modo que uno debe pagar por trabajar y a su vez recibe dinero por comprar. Una fórmula mágica que supuestamente solucionará todos los problemas...

McEwan recurre a Kafka para retratar una realidad que ya de por sí tiene mucho de kafkiana, pero el gran referente que subyace en su feroz sátira es Jonathan Swift, uno de los maestros en el arte de servirse del humor para poner en evidencia la estulticia y combatirla. Desde la perplejidad y la indignación, McEwan ha escrito un libro de emergencia, conciso, contundente y descacharrante, que denuncia la alarmante degradación de la clase política y los peligros que esto conlleva.

«Uno de los grandes escritores del siglo XX nos ayuda a entender una de las grandes crisis políticas del siglo XXI» (Leo Robson, New Statesman).

«Una explicación satírica del lío en el que se ha metido el país» (David Sexton, Evening Standard).

«A diferencia de sus primeras novelas, que exploraban tabús y le valieron el mote de Ian Macabro, este es un libro mucho más liviano, pero que sabe plasmar el inacabable carrusel del Brexit» (Olivia Ovenden, Esquire).

«Una sátira concisa y afilada, que se lee de un tirón» (I Magazine).

«Juguetón, inventivo e inteligente» (Robert Shrimsley, Financial Times). 

 
Compartir: