la casa flotante, augusto munaro

El señor Kishaba sueña con enfrentar al tirano mientras pasa los días en la casa flotante. Su servidora, una joven muchacha, piensa en los deberes de su oficio, pero el funcionario planea comprarla y huir con ella. Visiones abajo ¿él es un prófugo ya? ¿Es un suicidado? Lo apalean con su propia pipa. ¿Deberá sacrificar sus sentimientos en beneficio del Estado? El peligro es inminente. Los límites fueron rebasados.  

Compartir: