herbarium, celia fontán

De la contemplación de esas laminillas, aún vivas en sus manos, fue abriéndose paso la idea de una dilación entre las plantas y las palabras, entre la poesía y los tejidos vegetales, entre las hojas de los libros y las de los árboles pues si era posible retener por mucho tiempo rastros de la belleza de los pétalos y las hojas, también las palabras podían apresar la fragancia de las horas cristalizadas en un poema y hacerla renacer en la lectura cuantas veces quisiera…

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