gente que habla dormida, luciano lamberti

Variados en sus tramas, de un estilo poderoso, claro y simple, estos tres libros de cuentos se pliegan, se abren y desencriptan eso que llamamos realidad: las calles de los pueblos y los caminos del campo; el aburrimiento; las conductas esperadas y las inimaginables. Sus personajes -domesticados por el trabajo, la escuela, las liturgias masculinas, la familia o las mujeres- resisten, se afanan ante el aburrimiento con el sexo o el ocio, todas formas del dejarse estar. O rebelarse.

La magistral prosa de Luciano Lamberti se afirma en el detalle íntimo hasta volverlo augurio de lo extraordinario. Lírico en las descripciones, increíblemente sutil en el registro de los diálogos, de un humor filoso, el autor de Gente que habla dormida -que incluye el inédito Pequeños robos a la luz de la luna y los inhallables El asesino de chanchos y El loro que podía adivinar el futuro- se manifiesta como un creador omnipotente y benévolo, un comediante lúcido y un observador sagaz.

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