Feminismo y arte latinoamericano historias de artistas que emanciparon el cuerpo, Andrea Giunta

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¿Puede el mundo del arte, con sus razones estéticas universales, declararse al margen de las reglas del régimen patriarcal? ¿Está este campo libre de techos de cristal, mansplaining y estereotipos de género?

Nada de eso parece corroborarse cuando se atiende a los números del sistema oficial: las mujeres tienen menos premios, menor presencia en las exhibiciones y ocupan, salvo excepciones, lugares subordinados en las historias del arte. Frente a este escenario, un intenso movimiento de transformación está en marcha. De la mano del activismo feminista y de género, a partir de los años setenta del siglo pasado el arte ofreció herramientas para un imaginario liberador y puso al cuerpo femenino como lugar de expresión privilegiado de una subjetividad en disidencia.

Feminismo y arte latinoamericano presenta un panorama teórico y cuantitativo de la escena femenina en las artes visuales y se detiene en la intervención de artistas que contribuyeron a construir una imaginación emancipadora en América Latina. La obra de la colombiana Clemencia Lucena, de la argentina María Luisa Bemberg, la filmografía de Narcisa Hirsch, la formación del feminismo artístico en México y la producción de Nelbia Romero y de Paz Errázuriz en los contextos dictatoriales de Uruguay y Chile son los hitos de esta historia. Andrea Giunta recorre en estas páginas la emergencia de nuevos temas –la maternidad, el acoso, la prostitución, los cuerpos divergentes– y nuevas formas de representación, que interpelan no sólo las diferencias entre un arte feminista y un arte femenino, sino también las relaciones de poder inscriptas en los modos de ver y mostrar.

Este libro cuenta la historia de una revolución en curso y en ella se propone como una intervención activa desde el conocimiento. Si todavía hoy el universo del arte replica, bajo las formas de la exclusión y la invisibilización, las distintas violencias contra las mujeres, restituir el sentido político del feminismo artístico no significa reponer un conjunto de nombres en un sistema de poder, sino contribuir a la apertura de una comprensión distinta del mundo.

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