Falta una vida para el verano, Leandro Gabilondo

Un grupo de amigos sale a la ruta para pasar unos días en la costa, algo que, a los veintipico, puede ser lo más parecido a la felicidad en miniatura. Así, como crónica o relato de viaje, comienza la primera novela de Leandro Gabilondo. No debería sorprendernos porque en el fondo, en nuestra cultura, en todo relato subyace un viaje. Más íntimo, más esencial. Un viaje hacia lo ondo de lo humano.
En esta novela todos viajan. Los amigos de vacaciones, los amores de verano para reencontrarse, los chicos de pueblo para estudiar, los desplazados para buscar justicia. Es una novela en permanente movimiento, con ritmo y sustancia. Hay cumbia, siempre, sonando de fondo.
Relato de viaje que es también relato de iniciación o novela de aventuras, muta con el correr de las páginas en un policial, hasta volverse en el final un melancólico relato sobre la amistad, sobre la familia, sobre los vínculos, sobre la lealtad y el peso de las ausencias. Y por sobre todas las cosas es una novela de amor, el amor de los que no abandonan, de los que siempre aguantan y saben que la vida es espalda con espalda.

 
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