Ese maldito canario, Ricardo Zelarayan

Ricardo Zelarayán es el escritor que oculta y abandona lo que escribe, el que se desentiende de sus manuscritos, el que pierde los propios textos. La obra que publicó sería una expresión lateral, “de costado”, de lo que no terminó de escribir y se perdió en el caos de las versiones preliminares. Esta figura de autor, construida a través de entrevistas y artículos periodísticos como una proyección de una concepción subversiva de las convenciones literarias y de un relato de vida donde las mudanzas desestabilizaron cualquier intento de orden, se replantea con el hallazgo de prosas, poemas inéditos y fragmentos desconocidos de la novela Lata peinada, que se reúnen en este libro.
En correspondencia con lo que él mismo decía, un archivo con sus papeles es una caja de Pandora donde no está lo que uno podría esperar en base a las referencias conocidas y donde aparece, en cambio, lo que no fue objeto de búsqueda. Pero una caja ordenada, con indicaciones para seguir o por lo menos con marcas y señalamientos para tener en cuenta. Entre otros materiales, en Ese maldito canario, se encuentran los textos de Las cosas que caen de la mesa, un libro que Zelarayán fechó en 1962 y del que no se tenían mayores noticias; dos series, “Crudos” y “La cosa criolla”, igualmente desconocidas; numerosos textos dispersos, versiones diferentes de los poemas de Roña criolla y de Lata peinada e inéditos de la misma novela y de otra saga hasta ahora ignorada, los “textos paralelos” a la novela.

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