el persistente atractivo de la religión, gilles dauvé y karl nesic

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Ni la burguesía como clase ni el capitalismo como sistema son hostiles a la religión, ni siquiera a la Iglesia. La burguesía se opuso a la religión en la medida en que la religión se interponía en su camino. Contrariamente a los sistemas anteriores, el capitalismo no abarca ningún conjunto de valores de los que dependería y defendería.
La pérdida del antiguo papel espiritual principal de la religión en el mundo moderno no ha causado su desparición. Lejos de ello: el capitalismo crea más espacio para la religión.

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