El coso del rock, Alejo Auslander

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¿Quién no tuvo alguna vez la fantasía de tener una banda de rock? ¿Quién no miró con cariño una guitarra eléctrica, un saxo o una batería y pensó qué pasaría si se le animara? ¿Quién no se preguntó alguna vez cómo era dedicarse a la música como ese amigo, pariente, compañero de escuela o de trabajo que siempre nos invita a sus shows de trasnoche? La prensa musical, los libros y los medios de comunicación en general han instalado la idea del artista exitoso, la estrella de rock, el músico triunfador que brilla en los escenarios y vive rodeado de fama, admiración, glamour y dinero. Pero por cada uno de estos ídolos de masas, se cuentan quién sabe cuántos otros músicos que, más allá de su mayor o menor tesón o talento –si es que tal cosa se puede medir– no logran salir a la luz y a la vista del gran público. Deportivo Alemán es una de esas tantas bandas del llamado under –el under invisible, como lo define con más precisión y crudeza Alejo Auslender, su guitarrista y autor de este relato–, que milita los escenarios en busca de una trascendencia y un público esquivos. Con gran sentido del humor, algo de épica y bastante filosofía, estas crónicas en primera persona son un diario íntimo que nos permite asomarnos a mucho de lo que se esconde detrás de cada joven (de edad o de espíritu) que vemos por la calle cargando un estuche de guitarra en su espalda.
Alejo Auslender nació en Buenos Aires en 1977. Hijo de ingenieros agrónomos, vivió en varias ciudades del interior del país pero a la hora de elegir una patria se considera santiagueño. Volvió a Buenos Aires para estudiar Comunicación en la UBA y luego desertó a Letras, donde se recibió de licenciado: trabaja de otra cosa. Toca la guitarra en Deportivo Alemán, está casado con Natalia y vive en Devoto. Su segundo nombre es Martín.

 

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