de la noche a la mañana, paco savio
De la noche a la mañana puede leerse como un antimanual, una lista de declamaciones, un manifiesto de corazonadas, un archivo de fantasías degeneradas, un documento de desfachatadas venganzas contra la realidad del mundo. Paco Savio hace de este diario de sueños sin nombres propios una cartografía del desparpajo, donde la voz del poema encarna el punctum creativo.
El aura de Audre Lorde y de Roberto Bolaño alumbran la lectura desde el principio y guardianan desde el margen estas páginas que podrían ser también un rezo lamborghiniano. Leer en voz alta este mapa de confesiones y delirios acentúa el travestismo de la lengua que recorre estas páginas estrábicas.
Sofía Almiroty
Poseído por el espíritu de un joven poeta que recién despierta de una siesta de verano, o de la primera noche en un nuevo departamento, Paco Savio se queda en ese estado errante y pegajoso –con toda la mañana por delante para tomar jugo de naranja– y escribe: se puede existir en un espacio anterior, antes de que el mundo empiece su recorrido habitual, lógico, racional.
La madrugada, nos confiesa Paco, es un puente entre el mundo onírico y el despierto, entre el inconsciente y el consciente. Y desde ese estado, desde esa manzana del sueño lúcido, tiempo aterciopelado y antiguo, llegan estos poemas, que son a la vez bitácora de revelaciones de la siempre renovada sorpresa de despertarse antes que todo y ver por la ventana la luz naranja y azul del amanecer.
Violeta Sticotti
En De la noche a la mañana se produce un proceso alquímico donde el poeta prende una lámpara para llamar a sus presencias tutelares. Poesía aleatoria que invoca el ser profundo que anida en las personas. Una llamada y también una alerta: energía que se abre al espacio para recorrer el viejo y dulce camino. ¿A dónde vamos? A lo profundo, a lo sin nombre, espíritu. Paco Savio nos lleva de la mano y sus respuestas, que encubren tiernas preguntas, prevalecen.
Francisco Garamona
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