Algo que arde, antología poética 1999 2020, Leandro Calle

Esta catedral de fuego donde algo arde no está a tu servicio, no es fácil, ni llorona, no entiende de remilgos, abre su boca sobre tu respiración y mete su lengua hasta la garganta. Allí está el fuego de los que gritan, en todos los pozos algún mantra, algún poema de toda esta vida reventada contra el parabrisas de la literatura. Artillen todos los versos, estos poemas son un arma-alma. Arma de degüello y a la vez truco, magia donde parece que irán hacia la literatura pero se levantará un perro muerto, les lamerá las manos y los hará llorar de pie. Donde parece que van hacia la literatura, un alacrán hará de sus cuerpos una «pascua de alimañas», entonces, parafraseando al poeta ¿quién los salvará de la cosecha del odio? Donde prefieran la literatura, los asaltará el cuerpo de Laura Nelson ahorcada. Los momentos de paz y de amor se los dejo a ustedes. Solo anunciaré la maravilla de esta antología mordedora. Sepan que van a tocar a un hombre, como se prometió mil veces y en pocas ocasiones se ha cumplido. Es una raíz que no quiso ser flor, que ilumina por su dureza, por su ferocidad. Madura y ciega, gobierna los pulsos de la tierra que el hombre y la mujer pisan totalmente abrasados por el esperma y la noche bestia. Leandro Calle está contando sus costillas. La poesía invita a un banquete, el pan de los ahogados, el cuerpo hinchado y azul los espera, bon appetit. (Marcelo Dughetti)

 

 

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